Me pregunto por qué sigo colgada de alguna cuestión molesta
para mi intrínseco ser.

A veces espero la carroza que nuca va a pasar… 

Me paso de revoluciones, sin dejar lugar a mis pensamientos,
porque a veces duelen.



Ni siquiera sé cómo me siento...

Creo que simplemente debo tomar las cosas con calma.

Y ya.


¿Por qué voy tan apurada? Me pierdo el paisaje. Qué tonta.

Martes 28 de Febrero, 2012

Rara vez, Febrero me espera con cucharas.

Rara vez me acuesto y te extraño.

Rara vez no te pienso.

Ya rara vez me das lo que necesito. Ni en sueños me reconfortas.

¿Cuándo fue que tu aparición dejó de ser sueño para ser pesadilla? No lo sé. No lo entiendo, no lo explico, nunca lo quise así. No lo quiero así.

Me fui, pero no me alejé lo suficiente. Tu rostro sigue aquí… en cada fotografía.

Tus emociones parecen volver en cada nota. Ese sonido fuerte y pesado. Tan pesado que me aplasta…

Mi obnubilado corazón no deja de sentir las notas de Jim.

Demasiado el swing que no muere, a diferencia de alguna que otra ilusión.

Cosas que no se compran ni se regalan… todas ellas conmigo quedaron. Todas, todas… inclusive las que compartí.

Esto está bien y lo sé. Pero de a ratitos se me escapa un lagrimeo.

Cuesta un poco desatarnos, para amarnos de lejitos, libres.

Fue hermoso mientras duró, ahora recibo lo que la vida nos depara.

Hasta siempre... mi amor.

Ahora es uno de esos momentos cuando siento que todo lo que construyo son paredes que me encierran.

Mi balada de trompeta

Te miro, a contraluz... encerrado, entre cuatro límites dispuestos por mí, en aquel instante.

Te observo, te contemplo una y otra vez y cada vez.

Siento una hermosa sensación de no poder amarte más... que ésta vez, que otra vez, que cada vez.

Sin querer quererte, comencé a perderme en esos ojos verdes como las aceitunas, profundos como el miedo que me invadía al sentirme vulnerable ante esa mirada.

Siento que nada más quiero, que todo lo que sos me satisface... que quiero besar tu mano hasta dormirme por siempre y que el maldito tiempo se desvanezca cada vez que te haga el amor.

Mi razón no comprende a mi corazón.

Lentamente te entrego mi mente (y con ella, mi corazón).

Y mientras se hace tuya,

temo que se destruya...

Lo confieso, estoy hasta las manos.

Lo confieso, tengo miedo de enamorarme.

HERBERT BAYER

Lonesome City Dweller (1932)

La necesidad más profunda de superar mi separatidad.

El hombre está dotado de razón, tiene consciencia de sí mismo, de su pasado y de las posibilidades de su futuro. Conciencia de su breve lapso de vida, del hecho de que nace sin que intervenga su voluntad, y del hecho que morirá en contra de su voluntad, la conciencia de su soledad y de su , de su desvalidez frente a las fuerzas de la naturaleza y la sociedad.

La vivencia de la separatidad genera angustia, de ahí que estar separado significa que el mundo puede invadirme sin que yo pueda reaccionar.

Todo ese amor que sentí, de a ratos se me escapa.

A veces no tengo esperanzas, qué cosa horrible...

Tanto tanto remé a veces... y tanto tanto me ahogo en un vaso de agua .

Es verdad, crecer es doloroso.

Intento escribir ésto que siento, pero es tan fuerte, tan fuerte... que no existen palabras que lo traduzcan.

Eternas esperas bajo un manto de ansiedades, se desvanecen al olvidar el tiempo con un poco de risa .
Qué cosa loca las emociones.
¿Por qué las sensaciones que realmente gustan, parecen durar tan poco?
Qué sería lo que tenemos, si no nos hace falta un poquito ?