Tomé la decisión que más costó, pero más prometió.
Ahora escribo mientras respiro aire fresco y contemplo flores de diversos colores sin que un edificio me prive del sol.
Tan simple y tan bello, me llena el alma.
Me llena el alma saber que no necesito planes, sólo una dosis de improvisación... con el eterno encanto de la espontaneidad.
Es que aquello que no quiero perder, no voy a perderlo. Porque el amor es lo que no se irá de mí, y esas nostalgias que pudieron saber amargas, simplemente son dulces... simplemente están allí para que pueda recordarlas y sonreír.
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