Te fuiste, y no te supe comprender. Años esperando que volvieras.
Cada palabra que salía de tu boca para mí no era certera. Te juzgué, y no supe entenderte.
Te necesité y no estabas ahí.
Con el tiempo supe ver que estabas. Siempre lo estuviste.
Hoy te comprendo y te amo con locura. Eternamente agradecida de que me hayas dado la vida y de que estés, aunque sea físicamente distante.
Gracias por quererme, gracias por ser como sos, porque amo tus defectos, porque te amo a vos.
Te acepto, y no te juzgo. Soy feliz porque nadie va a cambiar que seas mi papá.
guau
ResponderEliminarme hiciste pensar en el mío...
gracias ani
es dificilisimo ponerse en los zapatos de los demás.
ResponderEliminarMás cuando son de nuestros padres, quizá nos quedan muy grandes y nos faltan un par de años y algun hijo para que nos calsen. Jaja, nena, que hermosa que sos y como te amo.