Siento la necesidad, de pedirte disculpas.
Perdoname...
Perdón por mi vida alocada, por no poder verte como vos querés que te vea.
Siento en el alma que no nos pase lo mismo. Yo sé lo que es un rechazo, y lo detesto.
Yo te quiero. Mis disculpas son por no hacerlo como vos deseás.
Así soy. Y no puedo, no puedo porque no quiero... darte mi corazón.
Merecés alguien de oro, como vos. Dulce como la miel, rico como un helado, y tierno como un pan recién sacado del horno.
Gracias por hacerme sentir deseada, pero preferiría seguir sintiendóme ignorada por el mundo, porque no puedo devolvértelo.
Me escuchás como si las palabras que salen de mi boca fueran conocimiento puro, me mirás con amor... me hacés sentir querida, me halagás al punto de asquearme... Y perdón, pero no puedo darte más que esta amistad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario